La voz del autor

Descubre qué es y cómo puedes desarrollarla


La primera vez que alguien me habló de encontrar “mi voz” no era más que una estudiante de secundaria buscando una guía con la que encaminar mis pasos. Había descubierto ese maravilloso mundo de la escritura muy temprano y, después de algunos años dedicándome a escribir lo que me apetecía tal y como iba surgiendo de mi cabeza, mis historias se habían ido complicando.

Leía y escribía compulsivamente, deseaba mejorar mi forma de escribir, mi estilo, mi técnica, crecer… En aquella época no había foros literarios o blogs en internet con miles de consejos sobre cómo avanzar en tu camino como escritor, así que no se me ocurrió otra cosa que buscar consejo en mi profesora de Literatura, una persona a la que admiraba profundamente por su erudición, su seguridad y su capacidad para transportarme al interior más recóndito de cualquier texto literario.

Tubo la paciencia de leer algunos de mis trabajos, me dio algunos consejos, me recomendó algunas lecturas y, como si fuera lo más natural del mundo, me dijo que tenía que “encontrar mi voz”. Aquellas palabras tuvieron un efecto de ábrete-sésamo en mí y, desde entonces, me dediqué con persistencia a aquello que parecía la clave de todo: encontrar mi voz.


Muchos autores hablan de la importancia de encontrarla, pero ¿qué es la propia voz?, ¿se nace con ella o se crea?, ¿cómo y dónde la encontramos?, ¿puede hallarla cualquiera o se necesitan aptitudes especiales? y, lo más importante, ¿cómo la mantenemos y la pulimos para hacer de ella nuestra mejor voz, nuestra voz auténtica?


Entender la voz

La voz de un autor es su estilo único y distintivo, lo que lo hace diferente de otros autores, es como una huella dactilar o la voz propiamente dicha. No se trata de las técnicas literarias que utiliza ni de sus métodos de escritura, sino de una combinación entre la forma de aplicar esas técnicas y de construir sus universos, y su manera de manejar los recursos narrativos (la dicción, la sintaxis, el tono, las figuras retóricas y motivos literarios, etc…)

Todos tenemos nuestra propia voz, se va desarrollando dentro de nosotros sin que nos demos cuenta pues está formada por nuestras vivencias, lo que vamos experimentando y las múltiples facetas que van moldeando nuestra personalidad. Otra cosa es que la hayamos descubierto o no, porque cuando el autor aún no se ha desarrollado su voz única subyace bajo capas y capas de influencias, desdibujada entre una amalgama de colores ajenos. Se trata pues de separar el grano de la paja, por así decirlo, apartar todo lo que no es nuestra voz y, una vez aislada, pulirla hasta que brille con luz propia.


Proyecto en desarrollo

La voz de un autor está formada por las experiencias que éste ha vivido y que lo han llevado a ser como es, que lo han moldeado como la persona que ahora es. Todas esas experiencias impregnan su escritura, escriba o no explícitamente sobre ellas.

Los intereses del autor también tienen su reflejo en su voz, ya que normalmente escribimos sobre lo que nos interesa y esas preferencias forman parte de nuestras huella personal, impresa en nuestras obras.

Otro elemento que conforma la voz del autor es su personalidad. Independientemente de los personajes que cree o del narrador que utilice, el autor escribe desde su interior y éste está vestido con cierta personalidad que deja rastros específicos en su escritura.

El desarrollo técnico que el autor ha ido experimentando también se tiene en cuenta aquí, la voz está influenciada por las herramientas que se han ido adquiriendo y por la forma en que se han ido desarrollando. Y es que la voz es un proyecto siempre en desarrollo que se va formando a base de práctica.

Pero la voz no solo refleja aspectos internos del autor, también está influenciada por otros autores. Antes de encontrar el nuestro, tendemos a imitar el estilo de escritores que nos gustan, probablemente afines a nuestra propia voz, como tendencia inconsciente que nos ayudará más tarde a “soltarnos” y escribir de forma autónoma. Es como cuando aprendemos a montar en bicicleta; al principio necesitamos que alguien nos sujete la bici para no caer, cuando estamos preparados esa ayuda desaparece y ya podemos hacerlo por nosotros mismos.

El riesgo de acomodarse a un estilo ajeno es no llegar nunca a librarnos de esas influencias y dejar nuestra propia voz oculta entre sus ecos. Es por ello que, para encontrar nuestra voz genuina es necesario desprenderse de la influencia de otros autores. Primero tenemos que identificar cuáles son esas influencias, esas otras voces que no son la nuestra sino la de éste o aquel autor que nos encanta. Una vez identificado lo que no es nuestra voz podremos descubrir lo que no está influenciado, lo que es auténticamente nuestro, aquello que hemos escrito usando nuestra propia voz.


Desarrollar la voz

Descartadas las influencias externas, hemos descubierto nuestra voz única y deseamos usarla, pero queremos que dé lo mejor de sí. Al igual que podemos encontrar una gema en bruto y dejarla como está, tenemos también la posibilidad de limpiarla, pulirla y darle su mejor forma hasta que resplandezca. Pero ¿cómo trabajar esa gema para que brille por sí misma y no vuelva a confundirse entre las demás piedras? He aquí tres consejos básicos: leer, escribir y confiar.


Leer mucho y variado es fundamental para cualquier escritor, y pongo énfasis en “variado” porque es lo que nos ayudará a descubrir qué estilo nos atrae más y nos va mejor (a veces podemos sorprendernos) Si solo leemos obras de nuestro autor favorito acabaremos imitando su voz y si leemos solo determinado estilo nos impregnaremos de ello tiñendo al mismo tiempo nuestra voz.

Escribir mucho es un consejo tan básico como evidente, pues ¿qué hace el escritor sino escribir? Cuando más escribas más rápidamente desarrollarás tu estilo propio y más eficazmente pulirás tu voz. Puedes probar la escritura libre cada día durante al menos 10-15 minutos; no edites, no pienses demasiado, solo déjalo fluir y escribe lo que vaya saliendo directamente de tu interior, es la forma más efectiva de hacer a tu voz salir de su escondite.

Lo que nos lleva a la confianza. A veces la propia voz se esconde porque tememos no ser lo suficientemente buenos, así que imitamos a los que creemos que sí lo son. No temas mostrar tu estilo propio, sal de tu zona de confort sin miedo a sacar tu voz a la superficie y usarla, no hay motivos para pensar que no será tan buena como la de éste o aquel autor, será distinta, será genuina y auténtica, por tanto valiosa.

Confía. Pero no ciegamente sino después de observarte y reconocer las fortalezas y debilidades de tu escritura. Una vez sepas dónde brillas más podrás aprovecharlo, y una vez identifiques dónde te falta lustre podrás investigar cómo mejorar esos aspectos, aprender y evolucionar. Cuanto más conozcas tu escritura más fácil te será mejorarla, cuanto más mejores y evoluciones más cuenta te darás del camino que has recorrido y la seguridad en ti mismo como autor aumentará. Ésa es la confianza que hará emerger tu voz, sin miedo, con seguridad, lista para demostrar que es capaz de brillar con luz propia.


Todo creador evoluciona y toda evolución requiere tiempo y esfuerzo. No creas que vas a encontrar tu voz de la noche a la mañana y que ésta va a aparecer ante ti pulida y perfecta. Ten paciencia, es el consejo último para todo aquel que decide recorrer un camino creativo, avanza sin prisa pero sin pausa, con paso firme pero sin presionarte excesivamente si las cosas no llegan cuando las esperas o tan pronto como creías. Sigue trabajando, leyendo, escribiendo, aprendiendo y confiando, y verás como un día miras hacia atrás y te sorprendes del largo camino que has recorrido :-)






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